Vino vs Cerveza

¿Señorita que va a tomar? Y ahí es donde muchas veces dudo, en algunas oportunidades prefiero la cerveza y en otras un vinito. Acá les traigo el siguiente versus para que conozcan un poco más de estas dos ricas bebidas.

Vino	Cerveza
Se elabora a base de uva, específica y mayoritariamente de la especie vitis vinífera. El jugo de la uva se fermenta, los azucares se convierten en alcohol y hay vino.	Es una bebida alcohólica que se hace de grano, levadura, agua y un componente muy importante que agrega sabor, estructura y funciona como conservante, el lúpulo.
La uva pasa un proceso de selección, molienda, prensado y luego el zumo de la uva se fermenta. Las levaduras convierten, a través del calor, los azúcares en alcohol y al terminar este proceso, hay vino. Posteriormente, habrá vinos que pasan un proceso de filtrado y se embotellan para salir a la venta. Los vinos que serán envejecidos en madera pasan un tiempo de crianza en barricas o tanques de madera para luego de un tiempo, según el estilo del vino, se embotelle y salga al mercado.	Se produce de la fermentación de la harina molida de la malta. En el proceso del cocimiento del grano en agua, el grano va soltando el azúcar, a este se añade posteriormente el lúpulo para hacer un avance entre dulce y amargo; luego se le agrega la levadura para que esta fermente. A través del calor convertirá los azúcares en alcohol. Luego al final del proceso, tenemos la cerveza.
Los diferentes tipos de vino que podés disfrutar son blanco, rosado, tinto y sus diferentes estilos: espumosos, blancos, rosados, tintos, de postre y fortificados.	En la cerveza hay dos grandes familias conocidas, las de fermentación alta conocidas como Ale y las de fermentación baja conocidas como Lager. Hay diferentes estilos que van desde cervezas livianas, hasta cervezas intensas y potentes, blancas, rubias y oscuras.
Para marinar las comidas, los blancos van bien con pescados blancos, ensaladas, alimentos livianos y frescos; así como los rosados van muy bien con los anteriores además de mariscos. Los tintos con las carnes de mayor estructura y sabor, también con los pescados azules y grasos.	Si vas a acompañar un plato suave escogé la cerveza rubia, pero si el plato tiene aderezos como salsas, entre más fuertes sean estas es mejor optar por una cerveza más oscura y con mayor cuerpo para matizar el sabor.
Si tenés un almuerzo liviano podés tomar una copa de vino blanco o rosado, inclusive un tinto liviano es formidable. Por la noche tenés un poco más de libertad para beber más de una copa y de vinos tintos.	Las cervezas livianas es mejor tomarlas con alimentos ligeros. Las cervezas más estructuradas van después y con comida de mayor peso.
En cuanto a la temperatura ideal con el vino; los blancos y espumosos debe ser bien fríos y los tintos frescos, de tal manera que en el paladar esté la sensación de frescor y no de frío helado.	La cerveza debe consumirse bien fría, aunque las más complejas un poco menos.
Para guardar el vino, si tenés una cava de madera o un mueble en casa, mantené las botellas acostadas, que el líquido esté en contacto con el corcho, para que este no se reseque y esté en buenas condiciones. Debe estar en lugares oscuros, con buena humedad, que no sean espacios calientes o bien, que pegue el sol directamente; que no hayan olores, vibraciones o cualquier otra cosa que estropee el vino.	Es mejor que las guardés en el refrigerador. Que estén frías y así las tenés listas para ser tomadas.

¿Cómo los podes catar?

La cata en general consta básicamente de 3 pasos. El secreto está en que agudicés tus sentidos. La vista, el olfato y el gusto. En algunos casos participa el oído también. Lo más importante, cuando de cata se trata, es que es un espacio y un momento muy personal. Importa lo que considerés y lo que a través de tus sentidos entendás. Es tan solo pasarla bien, descubrir, compartirlo y disfrutarlo.