¡Oh sííí, ahí me gusta!

¡Oh sííí, ahí me gusta!

Queridas amigas, hay tantas zonas erógenas en nuestro cuerpo que a veces nosotras mismas nos olvidamos de cuáles son.

Leyéndome el libro “La Diosa Erótica” de Alessandra Rampolla, me encontré un capítulo que me encantó, porque me recordó lo mucho que puedo disfrutar mi sexualidad acariciando e indicando cuáles zonas me hacen explotar de pasión. Claramente, este artículo es para que “muy casualmente” se lo leás a tu pareja y juntos saboreen cada uno de los caminos que los llevará al éxtasis.

 

Como dice Rampolla, en este repaso identificaremos aquellas partes del cuerpo que, al ser estimuladas, generalmente tienen la capacidad de producir escalofríos, provocar piel de gallina, aumentar nuestra temperatura y básicamente matarnos de placer.

 

Cuero cabelludo: Las caricias concentradas en el cabello y el cuero cabelludo pueden ayudar mucho a la relajación y liberar tensiones. ¿No te fascina cuando te lavan el pelo en el salón de belleza? La relajación es esencial para que se pueda generar buena tensión sexual en el cuerpo y el ciclo de respuesta sexual funcione adecuadamente. Un masajito craneal es una excelente manera para ir calentando los motores.

 

Orejas: El lóbulo de la oreja, la zona detrás de las orejas y el pabellón auricular aumentan en sensibilidad a medida que la persona va excitándose y resultan muy sensibles a la estimulación oral como prólogo a la excitación. Esta es una de las zonas erógenas más populares.

 

Ojos: Besitos suaves sobre los ojos cerrados estimulan los nervios parasimpáticos de los párpados, produciendo una relajación que hace más sensible la relación sexual.

 

Boca y lengua: La sensibilidad de los labios también aumenta con la excitación, volviéndose muy sensibles al roce y la caricia de otros labios. La lengua, que permite agregar a los juegos calor y humedad de alto contenido erótico, sola o combinada con labios y dedos, es normalmente el órgano que mejor estimulación provee a cualquier parte del cuerpo, como también una excelente receptora de sensaciones sexuales.

 

Cuello y hombros: El cuello, particularmente la nuca, brinda deliciosos escalofríos al ser estimulado, ya sea de manera manual u oral. Las caricias en esta parte del cuerpo resultan, además, sumamente eróticas por el abandono que representa dejar caer la cabeza para permitir las caricias.

 

Dedos: La receptividad nerviosa de los dedos permite sentir las texturas, formas y rugosidades de las cosas. Esta sensibilidad los convierte en uno de los mejores medios para estimular y explorar el cuerpo de la pareja. Muchas personas, además, disfrutan la estimulación oral de los dedos, así como la imagen visual erótica que se crea mientras la pareja coloca deditos propios o ajenos en su boca.

 

Cintura y caderas: Caricias suaves también son maravillosas para recorrer el costado, la cintura y las caderas de la pareja. La estimulación que se produce suele ser de intensidad baja o media, pero al ser combinada con otras de mayor intensidad, provoca riquísimos resultados.

 

Espalda: A los lados de la columna vertebral tenemos una serie de nervios que pueden estimularse muy efectivamente manual u oralmente. Se recomienda que dicha estimulación sea subiendo y bajando a lo largo de la espina dorsal. La parte baja de la espalda, en particular, resulta especialmente sensible para muchas personas.

 

Senos: Indiferentemente de su tamaño, estos son sumamente sensibles a todo tipo de estimulación, ya que se hallan repletos de terminaciones nerviosas. El pezón y la areola, en particular, son las partes más excitables del seno y responden muy favorablemente tanto a estimulación manual como oral, de variante intensidad.

 

Vientre bajo: Por su cercanía al área genital, el vientre bajo –el espacio entre el ombligo y el Monte de Venus– resulta una zona muy sensible y erótica para acariciar. Una vez más, el tipo de caricia adecuada para generar sensaciones placenteras en una mujer es muy particular.

 

Monte de Venus: El Monte de Venus es como una almohadilla de tejido graso que protege el hueso púbico y marca el comienzo geográfico oficial de la vulva. La vulva se extiende desde el Monte de Venus hasta la unión de los labios mayores en el perineo. Esta zona contiene una alta concentración de terminaciones nerviosas, haciéndola muy sensible a distintos tipos de caricias.

 

Labios mayores: Los labios mayores o externos son dos grandes pliegues de piel que suelen estar cubiertos de vello público y se prolongan desde el Monte de Venus hasta casi el perineo. Tienen la función de proteger la vagina de infecciones, pero también son altamente sensibles. Cuando nos excitamos, los labios mayores se hinchan levemente, lo que los hace aún más sensibles.

 

Labios menores: Utilizando suavemente los dedos, podemos separar los labios mayores y descubrir los labios menores. Estos dos pliegues de piel más pequeños en tamaño a los labios mayores y estéticamente representan la mayor variedad entre una vulva y otra.

Así es, algunos son mas delgaditos que otros, algunos lisos y otros arrugados. En algunas oportunidades sobresalen de entre los labios mayores. Varían en color, desde el rosado pálido hasta el negro. Todas esas variantes son solo estéticas y no influyen en la capacidad de placer que proveen.

Los labios menores responden muy favorablemente a caricias suaves, haloncitos, estimulación oral y roces. Su zona más sensitiva se halla en su parte superior, donde ambos labios se unen justo debajo del clítoris formando el frenillo de este. Para la gran mayoría de las mujeres, las caricias suaves y delicadas sobre el frenillo del clítoris brindan muy intensas sensaciones de placer.

 

CLÍTORIS: En la zona en la que se unen los labios menores, en la parte superior, encontramos el clítoris, junto con su capuchón. El clítoris es un órgano sumamente sensible cuya única función es proporcionar placer sexual a la mujer… una verdadera joya. Tiene más terminaciones nerviosas que el glande del pene y es derivado del mismo material embriónico, siendo el equivalente funcional del miembro masculino.

Las caricias manuales son las más populares y las orales suelen ser las preferidas para el placer clitoriano. Ambas se intensifican y provocan aún más placer cuando proveen humedad y lubricación al clítoris, cosa que sucede naturalmente en la estimulación oral.

 

 

PUNTO G: El tejido vaginal, generalmente liso al tacto, cambia de textura cuando se produce estimulación al área conocida como Punto G. Este se encuentra en la pared anterior, aproximadamente unos cinco centímetros dentro de esta y produce intensas sensaciones de placer para algunas mujeres. El Punto G no es la fuente principal de placer en el cuerpo femenino. Ese galardón ya se lo llevó el clítoris. Sin embargo, sí es una alternativa para el placer erótico de algunas mujeres.

 

Perineo: La zona que se extiende entre los genitales y el ano, mejor conocida como el perineo, es también un área de alta sensibilidad y erotismo. Resulta sensible tanto a caricias manuales como orales.

 

Ano: El ano provee una excelente plataforma orgásmica al ser estimulado. Es una parte del cuerpo con una alta concentración de terminaciones nerviosas, lo que la hace muy receptiva a todo tipo de caricias, tanto manuales como orales y de penetración.

 

Nalgas: Las pompis son muy sensibles al tacto y resultan una zona altamente erótica. Esta parte del cuerpo permite caricias leves y suavecitas, así como otras más intensas, como apretones, mordiscos y nalgadas. El área sobre la base de la espina dorsal, en el que comienzan las nalgas y el pliegue donde justo las nalgas se conectan con los muslos son zonas particularmente sensibles a la estimulación erótica.

 

Muslos: La parte interna de los muslos, dada su cercanía a los genitales, resulta sumamente estimulante en los juegos sexuales.

 

Pies: Los pies, por otra parte, también suelen dar gran placer al ser tocados, masajeados, besados, chupados o lamidos.

 

Luego de leer todo esto, les cuento que me dieron unas ganas intensas de poner a prueba cada una de estas áreas. Imaginen qué bonita semana: lunes ponemos a prueba cuero cabelludo, orejas y ojos. Martes de cuello, boca y dedos, y así toda la semana. Uuuffff, imaginen qué semana tan sexy podríamos tener. ¡El domingo ni les cuento!

Pueden conseguir el libro “La Diosa Erótica” en la Librería Internacional. A mí me encantó. Viene información sexual supervaliosa que como mujeres debemos conocer.

 


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