Praga ¡es un sueño!
Desde hace muchos años quería visitar la capital de la República Checa: Praga.
Praga también es conocida como la Ciudad de las Cien Torres y cuando uno está allá entiende perfectamente por qué.
Mi primer pie fuera del hotel, hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas, al fin iba a conocer el sitio que alguna vez quise conocer junto a mi fallecido papá. No estaba ahí conmigo de cuerpo presente, pero anduvo junto a mi todo el tiempo, en mi pensamiento y corazón. Además andaba con mis tres chicas.
Praga es tan linda, tan llena de historia que al igual que con Viena, su belleza tiene mucho que ver con todo lo vivido.
Fue capital del Sacro Imperio Romano Germánico, a ese período se le debe el esplendor gótico de la ciudad con la creación de La Catedral de San vito, el Puente de Carlos y la primera Universidad de la Europa central.
En los siglos XVIII y primera mitad del siglo XIX Praga experimenta un gran desarrollo fruto del crecimiento económico. Mercaderes y nobles de Europa construyen iglesias y palacios.
Llega la dominación austrohúngara y un nuevo esplendor, en el XIX se convierte en centro del nacionalismo checo y le acompaña una nueva explosión cultural e intelectual que se ve reflejado en sus construcciones.
Ya para nuestras épocas, Praga ha sufrido de grandes transformaciones, especialmente políticas al dejar de pertenecer al régimen comunista y haber sufrido la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.
En 1993, la Checoslovaquia de la que era su capital, se divide pacíficamente dando lugar a Eslovaquia y La República Checa. De esta última es su capital actual.
Esta capital que tanto ha visto pasar, es una de las más visitadas del mundo. Grupos y grupos de personas de todas las nacionalidades visitan sin cesar la hermosa ciudad que nos deja sin palabras al caminar por sus adoquinadas calles. También todo tipo de comercio se nos presenta frente a nuestros ojos. ¡Cuidado con los bolsos! Acá el sueño se puede terminar con un robo.
El tranvía es estrella a la hora de trasladarse de un sitio a otro, así como el metro y las múltiples opciones que incluyen un hermoso carro antiguo que viene a ser como la góndola de Venecia o el carruaje de Viena.
El Palacio de Praga, ocupa nuestra atención desde el minuto 1, ¿y cómo no? si no hay otra estructura que sobresalga sobre el Palacio más grande del mundo.
Al entrar al Palacio, la vista de la Catedral de San Vito, nos congela. Pareciera de mentiras, una postal gigante frente a nuestros ojos. Una construcción que es sin duda la mejor muestra del arte gótico de la ciudad. Nos encontramos con tanto, que no sabemos ni por donde empezar.
Su construcción tardó 500 años, así que lo mejor es ir con tiempo para poder escuchar con paciencia la historia de su construcción y enterarnos de San Wenceslao, Patrón de la Catedral y de La República Checa y Eslovaquia.
San Wenceslao I de Bohemia no era un santo, era un Rey, un Rey bueno y religioso que transformó la sociedad checa, no solo con su gran espiritualidad, sino también por muchas buenas obras como modificar el sistema judicial, reduciendo las condenas relativas a la tortura y la pena de muerte. Muerte de la que él no se libró, ya que su hermano lo asesinó para quedarse con el trono.
El pueblo nunca olvidó a su bondadoso Rey, que murió joven pero su recuerdo y sus obras se dan a conocer cada día a los millones de turistas que la ciudad recibe al año. En la catedral se encuentra su maravillosa capilla, con sus restos y en la Plaza que lleva su nombre, su monumento.
En la Catedral de San Vito podemos pasar horas viendo manifestaciones artísticas impresionantes.
Luego de salir de la Catedral, el Palacio espera para contarnos su historia.
Es el castillo más grande del mundo y el más importante del país. Pero más que un castillo es una pequeña ciudadela medieval, con iglesias, palacios y callejuelas que nos llevará horas recorrer. La audio guía debería ser editada, demasiada información que nos agota ¡y eso que amo la historia!
Luego de visitar estos dos sitios, de principal importancia, caminaremos por las adoquinadas calles que nos llevaran sin duda al Puente Carlos.
El Puente de Carlos es de piedra y atraviesa el río Moldava de la Ciudad Vieja a la Ciudad Pequeña. Es el segundo puente más antiguo existente en la República Checa.
Las 30 estatuas que encontramos en él, forman una galería excepcional al aire libre. No podemos quedarnos sin tocar la de San Juan de Nepomuceno y hacerle una petición, así como colocar nuestros cinco dedos de la mano derecha en el sitio donde murió el Santo, para volver a Praga.
Debe ser lindo ver el puente sin 68790 personas en él jaja, pero para eso hay que llegar como en la madrugada. Igualmente, es hermoso, así como las torres que se encuentran en ambos costados de él.
La torre localizada en la cabecera de la Ciudad Vieja es considerada por muchos como una de las construcciones más impresionantes de la arquitectura gótica en el mundo.
Desde 1992 el casco histórico de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad ¡POR DICHA! para que muchísimas generaciones más sigan disfrutando de ese Museo gigante en el que se atesora arquitectura románica, gótica, barroca, renacentista y rococó. Todo esto nos hace viajar en el tiempo…
Sus sitios imperdibles ¡son todos! pero como hay que decir algunos, digamos que serían: El Ayuntamiento de la ciudad vieja, El Castillo, El Puente de Carlos, La Torre de Petrin que evoca la Torre Eiffel, el Cementerio Judío, el reloj astronómico donde cada hora los turistas se aglomeran esperando la salida de los doce apóstoles, las iglesias de San Nicolás, San Vito y Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua.
En la Iglesia de Santa María de la Victoria, encontraremos al Niño Jesús de Praga, por lo tanto es un sitio de peregrinación para muchas personas. Hermosa sensación estar ahí, dar gracias o hacerle una petición.
Perderse en sus calles y tomar su deliciosa y súper barata cerveza, es otro imperdible. Con decirles que es más cara una botella de agua, que medio litro de una de las mejores cervezas del mundo. ¡Me mataron con eso!
Los helados, las salchichas, y los artistas de distintos tipos nos acompañaran en cada esquina.
Hablando de esquinas ¡CUIDADO! por que en Praga no solo hay que cuidarse al cruzar la calle, de los carros. También de los tranvías, las bicicletas y hasta de la gente que pasa en molote y atropella.
Llegar a la República Checa es un descanso al bolsillo del turista ¡aunque cobran hasta por ir al baño! pero el monto es mucho más bajo que en otros países que también pertenecen a la Unión Europea. El motivo, es que el euro aún no es su moneda, si no las coronas y eso resulta perfecto para irse de compras. Toca sacar tiempo para el turismo cultural y el comercial.
En definitiva, si una persona se compra un tiquete a Europa y solo viene a Praga ¡LO VALE! Praga es un sueño, un cuento, el set de una película, una capital COMO NINGUNA OTRA.