¿Alguna vez has oído hablar de gente que se ha curado de migrañas o de insomnio, usando cristales?

Me puse a investigar un poquito, porque recordemos que somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar jajajjaja

Esto fue lo que aprendí:

Desde hace más de 6000 años, civilizaciones tan antiguas como la romana y la egipcia ya los usaban con fines curativos y creían que eran buenos para atraer la fortuna, la buena suerte y para protección.

Siempre han sido utilizados como talismanes.

Podemos encontrarlos en collares, colgantes, pulseras y hasta en coronas. Si no, que lo diga la historia del arte, que está repleta de imágenes donde podemos ver cristales y piedras preciosas también.

Si bien es cierto, en aquellas épocas no se sabía lo que la física cuántica nos ha ido revelando con el paso del tiempo, sobre su estructura y composición, el uso de los cristales era parte de la cultura y era una costumbre generalizada.

El conocimiento que se tenía sobre ellos era algo que se transmitía de generación en generación y es así, como en pleno siglo XXI, seguimos escuchando del tema.

Hoy en día, aunque la práctica de la cristaloterapia es considerada como una pseudociencia, cada vez hay más terapeutas holísticos aplicándola en sus consultas como método alternativo de sanación.

Con ellos se tratan desde enfermedades emocionales, como la depresión y la ansiedad, hasta enfermedades estomacales como la gastritis. En estas terapias los cristales se colocan directamente sobre el cuerpo de la persona.

Los cristales son minerales que se han formado debajo de la tierra. Son capaces de absorber y transmitir energía.

Tienen una vibración energética bastante elevada y muy estable, de modo que cuando entran en contacto con otros sistemas de energía, como el de nuestro cuerpo, que se mueve totalmente en otra frecuencia, interactúan y nos transfieren algo de su rango vibracional. Por eso es que nos ayudan a nivelar nuestros campos energéticos.

Al nivelarse los centros de energía del cuerpo, que es lo que conocemos como chakras, la salud en general mejora, porque se restablece el “orden” y el balance que el cuerpo necesita para funcionar bien.

Ya que absorben energía, los cristales deben limpiarse constantemente.

Se pueden limpiar colocándolos en agua, con sal rosada o con sal marina, en un recipiente que se deja al aire libre durante la toda noche. Lo ideal es hacerlo en noche de luna llena.

A la mañana siguiente se pueden dejar un rato, siempre dentro del recipiente, para que absorban la energía renovadora del sol.

Otra forma de limpiarlos es quemando Palosanto, que es llamado por algunos, la madera sagrada. Este árbol tiene la particularidad de que muere de manera natural y solo 3 o 4 años después de haber caído manifiesta sus propiedades.

Su aroma se utiliza para aliviar tensiones, para calmar las alergias y asma y hasta para ahuyentar mosquitos en habitaciones, por ser 100% natural.

Dicen que para escoger un cristal hay que hacerlo a puro “feeling”, que es una cuestión de intuición y que el que elegimos siempre es el que necesitamos.

Los cristales nos ayudan a armonizar los ambientes y a mantener las energías en equilibrio.

Los podés tener en la habitación o en la oficina. También podés usarlos en alguna pieza de joyería, como un pendiente o un anillo. Muchas personas los llevan también en sus bolsos y en sus automóviles.

Algunos de los cristales más utilizados son:

CUARZO AHUMADO: Sirve para limpiar la energía y para poder seguir hacia adelante sin apegos al pasado.

CUARZO ROSADO: Es ideal para meditar porque sana las emociones. Ayuda a eliminar las tristezas y los enojos.

AMATISTA: Es el protector por excelencia. Tiene una vibración muy alta. Da energía, sana y limpia. Ayuda a liberar las emociones de culpa.

CITRINO: Es el cristal de la felicidad, la abundancia y la prosperidad. Aleja todas las energías tóxicas.

CUARZO TRANSPARENTE: Estimula el sistema inmunológico. Te llena de energía y agudiza tu intuición.

 

OJO DE TIGRE: Da fuerza de voluntad y aumenta la seguridad y la confianza en uno mismo. En la antigüedad se usaba para sanar problemas de la vista.


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