¡Las Diosas!

¡Las Diosas!

Siempre me ha apasionado el tema de las culturas antiguas donde la divinidad era femenina y donde las Diosas eran la norma. Me suena como un mundo donde me hubiera encantado vivir ¡espero que en alguna de mis vidas anteriores así fuera!

Me fascina ver como en las representaciones artísticas, alrededor del mundo, la imagen de la mujer en pueblos antiguos, como los Celtas, es la de una mujer fuerte, independiente, que se defiende a sí misma y a su tribu. Muy diferente de algunas representaciones visuales que tenemos de la mujer, aun en pleno siglo XXI.

Pensando en que hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer y sabiendo que el evento que marcó este día, desafortunadamente fue algo muy triste y es tan solo una muestra de cómo se ha pisoteado la dignidad de las mujeres, a través de la historia de la humanidad, me parece muy importante en esta misma fecha, hablar del otro lado de la moneda y recordarnos  lo fuertes y  valiosas que somos!

¿Recuerdan lo mucho que nos gustó ver a las amazonas en la última película de Wonder Woman? las imágenes de esas Amazonas cabalgando  y desenfundando sus lanzas para defender lo suyo, fue toda una experiencia de empoderamiento que nos dejó pensando en que así mismo hacemos nosotras cada día cuando enfrentamos mil situaciones.

Aunque los historiadores nunca han aceptado, de manera oficial, que las Amazonas existieran realmente fuera de la mitología clásica, nosotras no necesitamos que lo hagan ya  que estamos clarísimas que las mujeres tenemos en el ADN la capacidad y la fuerza para luchar por nuestros sueños, por nuestros hijos, por nuestras familias y por todo aquello en lo que creemos con uñas, dientes, trabajo y mucho corazón.  

 

Sabemos que somos la energía de la transformación, del equilibrio, de la conciliación y el respeto. Somos la fuerza que da vida, no solo a nuestros hijos, a los que cargamos y alimentamos en nuestro vientre, sino también a todo lo que creamos a través de nuestro corazón y de nuestras ideas.

Somos la fuerza que muchas veces contiene la debilidad y el cansancio de otros, por lo que siempre tenemos que buscar espacios para recargar nuestras almas y para volvernos a sentir fuertes y en balance.

Tenemos que seguir aprendiendo a querernos más y mejor cada día, a abrazarnos, a aceptarnos y a no ser tan duras y tan exigentes con nosotras mismas. Tenemos que aprender a ponernos más en primer lugar, porque solo dándonos el espacio para reconocernos y para no ser perfectas, vamos a poder sentirnos libres de ser quien somos y vamos a ser nuestra mejor versión.

Ojalá todas seamos como las Celtas que no eran propiedad de sus maridos, ni eran un bien heredable dentro del matrimonio. Las romanas y las griegas, en cambio, le pertenecían a los hombres de su vida. Eran totalmente controladas por su padre – hermano – esposo o hijos. ¡Digo, es súper lindo enamorarse y vivir así, pero reconociéndonos siempre como seres individuales!

Así que a sacar y a celebrar a esa Amazona, a esa Celta y a esa mujer valiente y fuerte que somos y sigamos dando la cara para que nuestras voces cada día sean más escuchadas, para que nuestras habilidades cada día sean más valoradas, para vivir en un mejor mundo y heredar uno aún mejor a nuestr@s descendientes.  

¡Un gran abrazo amigas!


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