Así se siente un dolor de corazón

Así se siente un dolor de corazón

Un día cualquiera después de haberte lamido toda la miel del amor, te descubrís de nuevo con una piedra gigante en la garganta, el corazón descompasado y unas ganas inmensas de vivir en pijama. No dan ganas de nada, solo de algún día, luego de 400 años en pijama, irse a vivir a Rusia y no volver hasta nuevo aviso.

¡Te rompieron el corazón de nuevo! y digo de nuevo porque por lo general ya uno ha pasado por esto antes. Decir que es igual cada vez ¡NO ES POSIBLE!

Jamás va a ser igual, porque nos sucedió en otro momento de la vida, con otra persona (espero) y  en circunstancias muy distintas.

La primera vez que lloré a un hombre por desilusión amorosa, tenía 15 años, inundé de lágrimas todo el sitio donde lo encontré apretado con una compañera de colegio. Lloré tanto, pero tanto, que al gemelo ese lo aborrecí y nunca más.

Luego de ese fatídico amor adolescente, se vinieron unas lloradas más ¡DOS EN NAVIDAD!

Se llora bajo el árbol, se llora en los regalos, se odian los festejos…¿Con cuál ilusión recibe uno el año nuevo?

¿Por qué nos rompen el corazón en Navidad? ¡Mínimo se deberían esperar al 2 de enero!

Andar con el corazón roto, debería ser motivo de incapacidad. Cuando estamos así,  no dormimos, no comemos, ni siquiera podemos pensar bien. Así que uno sale a la calle, pero su mente está en otro lado ¡todo sale mal!

El mal de amores es un luto, pero a nadie se le ha ocurrido darnos días libres para reponernos. Así que nos toca enfrentar la vida, como si nada, como si fuera un resfriado, con nariz y ojos rojos incluidos.

Se sale para tratar de olvidar la tristeza por un instante y nuestros ojos lo único que captan son parejas felices en la calle. Si vamos al cine, la condenada película tiene una historia de amor, se lee un libro y ahí está el amor de nuevo. ¡No se puede ni encender el radio! las canciones son balas de cañón, directas al corazón. Ni hablar de Facebook y sus recuerdos…

Se llora en el baño, se llora con las amigas, se viene un ataque de llanto en cualquier momento y lugar…

En medio de tanta tristeza, los amigos aparecen con consejos de todo estilo:

-Un clavo saca otro clavo: Ajá y sí puede ser, un buen clavo  lo hace a uno olvidarse del otro, pero solo por un rato. Mucho clavar no garantiza éxito en materia de amor ¡para nada!

-Salí más, aprovechá la soltería. Y ahí está uno un día cualquiera, bebiéndose el recuerdo. Al día siguiente no solo tiene dolor de alma, si no también GOMA y menos plata. Terrible.

-Dale espacio. Dar espacio es lo mejor para vos, para él, para la relación si es que va a continuar a futuro. Darse un aire, funciona muy bien para que las aguas turbias se aclaren.

-Dedicate tiempo a vos misma. Eso es divino, siempre y cuando se invierta en ir a clases de algo, viajar, o cosas interesantes. Igual, con el corazón roto, uno viaja y se imagina al causante de sus desgracias paseando con uno. Dedicarse tiempo siempre es bueno, es el mejor consejo, pero hacé algo que te apasione.

Cuando se está en eso días de oscuridad ¡que ojalá fueran solo 3!  al menos uno quisiera poder dormir bien para al día siguiente funcionar como una persona medianamente normal ¡pero que va! la madrugada es uno de los momentos favoritos para que ataque el mal de amores. Llega tipo 3 a.m y se aparece con las palabras que nos duelen, con los recuerdos que nos persiguen y con una certeza de que todo va a estar peor al día siguiente. ¡Espantosas madrugadas de llanto! Nada funciona, ni los té para dormir, ni las gotas, NADA.

Las ilusiones, sueños, todas las esperanzas que colocamos en esa persona, se van al cajón del basurero. Acostumbrarse a eso, a que nuestra vida de pronto se convierta en un profundo añorar, en un sin fin de sueños rotos, no es fácil, ni rápido, requiere de un tiempo y en algunos casos, hasta de ayuda profesional.

Si andás en esos días, sabés que van a pasar, no tan rápido como quisiéramos, pero pasan aunque antes tengamos que sentirnos como un zapato viejo y abandonado en media calle en pleno aguacero.

Te digo todo esto, solo para que veás que esa tragedia tuya, todas la hemos pasado. Llorá amiga, llorá, un día se te van a acabar las lágrimas, te vas a cansar de ese estado y te van a dar ganas de ser feliz de nuevo. Mientras tanto, disfrutá esa angustia, que es tan, pero tan fea, que hasta se goza.

Acá te dejo a Mon para que te drenés un rato.

 


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