Mi propia heroína

En la vida tenemos muchas etapas en las que creemos sentirnos como otra persona.

Recuerdo sentirme otra, luego de cumplir 15 años. Me vi en el espejo y me dije:¡OFICIALMENTE SOY UNA SEÑORITA!  Ayyy mi amor, de mente seguía siendo una niña, pero ya me estaban creciendo las nalgas.

A los 18 de nuevo: ¡OFICIALMENTE SOY UN ADULTO! Ya tenia cédula, pero ni un peso para empezar mi vida de adulta.

Cuando me gradué de la universidad, de nuevo me vi frente al espejo: ¡DÍGAME LICENCIADA! Qué orgullo tan grande sentí, solo esperaba que el mundo se abriera y le diera chance a esta profesional que se venía con la fuerza del huracán.

El siguiente cambio drástico fue cuando me casé, y luego cuando me divorcié. ¿Como es la vida de la casada? ¿Cómo la de la divorciada? ¿Cómo hace uno para volverse a enamorar?

¿Quién soy? ¿Qué sigue?

La llegada de la maternidad fue el cambio más fuerte: ¿Quién es esta chiquita? jajjaja mentira, mentira, más bien la pregunta era: ¿Y CÓMO HACE UNO?

Los cambios laborales también nos hacen sentir extrañas. Nos acostumbramos a un rol, y de pronto ¡YA NO!

La vida nos da mil vueltas, y muy probablemente en cada una de ellas nos perdamos, nos de miedo, nos de ansiedad, nos podemos sentir como si fuéramos otras personas, a veces para bien, otras para mal.

Cuando sintás que no te reconocés, recordá tus virtudes, recordá todas las batallas que has ganado y también las que has perdido. De todas esas etapas, muy probablemente, tus ganas de surgir, de ser feliz, te han sacado y te han hecho crecer.

El problema sería perderse, no reconocerse. y en lugar de evolucionar, echar para atrás.

Siempre para adelante, con la determinación absoluta de que pase lo que pase, estás vos, tu mejor amiga, la misma, PERO MEJORADA! ¡Vos, tu propia heroína!