LAS AMIGAS DE LA ESCUELA-COLEGIO ¡SON PARA SIEMPRE!

En primer grado estuve perdida, fui una pollita sola. En segundo grado apareció Adriana y nos hicimos amigas al segundo.

Ella tenía unos anteojos que eran “culos de botella” y yo era una flaquilla cotorra que siempre andaba en problemas de conducta ¡por no callarme jamás!

Ni remotamente éramos de las populares ¡PARA NADA!

Teníamos el sueño de ser bastoneras, porristas, o lo que sea a ver si mejorábamos el asunto de la popularidad y dejaban de emparejarnos con los chiquillos feos y pedorros de la clase jajajaja, así que hicimos casting para ser porristas y nos sacaron por piernas flacas.

¡Qué épocas tan duras! El bullying venía hasta de los maestros!  Pero nosotras no nos rendimos y decidimos formar nuestro propio grupo de porristas. Adri tenía una prima que era la mejor porrista de la vida, así que la reclutamos y ella nos dio clases.

Yo no aprendí nada, pero me encargaba de  las relaciones públicas y medio hacer una vuelta carnera doble, que justificara mi estadía en el grupo.

Por supuesto que eso no sirvió para que nos dejaran a los pedorros, pero nos sentimos mejor con nosotras mismas al lograr hacer lo que a ninguna otra se le había ocurrido.

Las dos éramos terribles y siempre nos metíamos en problemas por locas, por lo mismo nuestros padres amenazaban con separarnos cada año. ¡Pero al final nunca lo hicieron!

Al entrar al colegio, nos tocó en grupos distintos. Aún así nos seguimos buscando y para no cansarlas con el cuento, yo andaba de metiche con Adri y sus nuevas amigas. ¡ME NEGABA A PERDERLA!

Al final, nos hicimos un gran grupo y nos divertimos como locas en esos 5 años de colegio.

Al igual que todas las chicas entre los 13 y los 17 años, vivimos juntas la llegada de la menstruación, la primera vez que nos rasuramos el Mickey Mouse jajajaj, las fiestas de quince años, los primeros besos con los chiquillos que nos gustaban, y todos los mil retos de lograr pasar cada año, con una mente en otras.

En todas esas horas que compartimos, fantaseábamos con el baile de graduación, con la carrera que estudiaríamos y nos prometimos invitarnos a la boda que algún día queríamos tener.

¡No teníamos ni novio y ya pensábamos en lo indispensable de que la amiga estuviera en la boda! ¡Y NACIMIENTO DE LOS HIJOS!

El baile de graduación pasó, la vida también y las promesas se cumplieron.

Hoy, mis amigas más cercanas son ellas, una en especial que la misma Adri me presentó, mi amiga Su.

Su me llevó el día de la boda en su carro, fue de las primeras en llegar cuando nació mi bebé y no hay momento importante que hayamos vivido, sin que estemos ahí la una para la otra, para limpiarnos las lágrimas de risa o de tristeza.

Lo de nosotras es como si en aquellas aulas de colegio nos hubiéramos prometido estar en las buenas y en las malas. Estoy segura que así fue, nuestros corazones quedan atados a esa amistad tan pura y verdadera que nació en la infancia-adolescencia.

Mi hija tiene a Sofi, y estoy segura que Sofi será la madrina de mi nieta.

Si tenés una amiga así de maravillosa, etiquetala en esta publicación y decile lo mucho que adorás tenerla con vos.

Gracias Adri, gracias Su, Gracias Sofi, por tanto y todo.