Un paseo por Champs Élysées.

Llegué a París tarde, el otoño ya me había ganado. Así que del calorcito y la poca ropa en Barcelona, pasé al viento frío (que todavía no lo es tanto) y la jacket.

Igualmente el inicio del otoño es una época linda para vivir en una ciudad llena de jardines, parques y paseos tan maravillosos por los Champs Elysee, la avenida más chic del mundo. El encuentro de culturas hace aún más interesante lo que veo: un par de mujeres árabes con su burka se carcajean mientras se fotografían en el automóvil estrella exhibido en la tienda Peugeot. Al mismo tiempo, dos chicas vestidas como para una película de los años 50’s, caminan con sus grandes tacones y sombreros, felices de robar la mirada de algunos turistas, que al igual que yo, se detienen a observarlas y fotografiarlas. ¿Será que son parte de una producción fotográfica? No lo creo, luego me topé muchas más con el mismo estilo.

Las callecitas estrechas, edificaciones impresionantes, jardines de película y por supuesto la torre Eiffel son escenarios perfectos para tomarse las mejores fotografías. Por eso no es raro, toparse con parejas de recién casados, en plena sesión fotográfica. ¿Quien no sueña fotografiarse en esta hermosa ciudad? Pero París es contraste y está llena de inmigrantes y turistas que ocultan a los parisinos. Basta con entrar a un pub y pedirse una cerveza a la hora de salida de las oficinas, para tener frente a nuestros ojos a los franceses de infarto, a esos guapos bien vestidos que hablan ese idioma que enamora.

Y hablando del idioma que enamora, puede ser complicado comunicarse, aunque ya no es como antes. Ahora los franceses no tienen problema en contestar en inglés a la pregunta de algún turista extraviado (antes no).Yo no me he molestado en hablar inglés, hablo español. Así que no nos entendemos, nos sonreímos e intentan hablar español aunque sea solo para coquetear. ¡Funciona chicas! Por eso elijan a los más guapos para preguntar y hacer el papel de la damisela en problemas. Si vienen en pareja, es maravilloso también, mil sitios románticos donde perderse (literal perderse porque no se entiende nada) y crear recuerdos para toda la vida.