¿Cómo le enseño a mi hija a perder?

¿Cómo le enseño a mi hija a perder?

Estoy jugando wii con Miranda y me dejo ganar. De vez en cuando me niego a dejarla ganar y recibo llanto de vuelta. ¿Cómo le enseño a perder? Es triste estar jugando y que de pronto el llanto llegue a recordarme que algo estoy haciendo mal.

Le pregunté a la Psicóloga infantil, María Teresa Bonilla y me dejó espantada, corroboré lo que me sospechaba, al dejarla ganar la estoy convirtiendo poco a poco en ese adulto que a todos nos disgusta encontrar en la vida, ese que no sabe perder y se comporta como un niño malcriado.

 

¿Que debo hacer?

 

1. No hacerle todo: si le das la comida, lo vestís, lo bañás, lo peinás, es decir, ¡le hacés todo! Imaginate cuando vaya al kinder y no pueda hacer nada y sus otros compañeros sí.  Si le facilitás todo y no le permitís hacer las cosas por sí mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender. El resultado indudablemente será: frustración.

2. No hacer caso al berrinche: las situaciones frustrantes derivan en muchos casos en berrinches. Si cedemos ante ellos, les estamos enseñando que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas.

3. Predicar con el ejemplo: la actitud positiva que tomemos a la hora de afrontar las dificultades es el mejor ejemplo para que nuestros hijos aprendan a solventar los problemas.

4. Enseñarle lo que es la perseverancia: es necesario enseñarles que es necesario esforzarse; así aprenderá que el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos. Eso nos aplica a nosotros los adultos también.

5. Trazar metas realistas: debemos enseñarle a nuestros niños a tolerar la frustración poniéndole objetivos realistas, pero sin exigirles que se enfrenten a situaciones que, por su edad o madurez, sean incapaces de afrontar.

6. Convertir la frustración en aprendizaje: no ganaste, no importa, sigamos practicando. De vez en cuando ganarás y otras perderás, pero lo importante es pasarla bien y aprender cada vez más. Hagámoslo de nuevo, si no sale no importa, poco a poco lo harás mejor. Esas palabras de verdad funcionan y no importa cuántas veces las tengás que decir, eso sí apoyalo, practicá con él.

Según los especialistas, intentar complacer a los pequeños en todo y evitar que se sientan frustrados ante cualquier situación no es un buen camino para su desarrollo integral como persona, ya que de adultos deberán enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso.

 

Los psicoterapeutas estadounidenses Dollard y Miller formularon en el siglo pasado su hipótesis de la frustración-agresión, según la cual la agresión es una respuesta frecuente a la frustración. Esta teoría defiende que, si no se enseña al niño a aceptar los fracasos, es posible que el pequeño desarrolle una actitud agresiva reincidente.

Es decir amigas, que si tratamos a nuestros niños como si tuvieran 1 año todo el tiempo tendremos a futuro adultos dependientes, violentos y frustrados. ¿Queremos eso? Por supuesto que no, así que a ponernos las pilas y a hacer caso a las recomendaciones. Ya no voy a dejar a Miranda ganar.


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