Me contestaron el artículo: “Me enamoré de un gay”
Hace unos días escribí un artículo contando que en mi juventud me enamoré de un amigo gay, situación que nos ha sucedido a muchas. Hoy quiero compartirles la carta que un amigo gay me hizo llegar, con respecto a su salida del clóset y cómo esas amigas, nosotras, colaboramos en ese proceso tan difícil.
La mejor persona que existió para salir del clóset
(en respuesta al artículo “Me enamoré de un gay”)
Warren González Fallas
La mayoría de los gays nacimos como pobladores del primer libro de Narnia y vivimos con miedo nuestros deseos y pasiones. No precisamente miedo de vivirlos puesto que siempre hubo un primo o un vecino ‘heterocurioso’, la aventura y todo eso; pero sí de demostrarlo a los demás.
A muchos gays nos ha pasado que con la primera persona con la que salimos del clóset fue con una mejor amiga. Esa que siempre estuvo ahí, con la que reímos, lloramos, arreglamos el mundo y con quien todo siempre fue más llevadero y divertido.
En algún momento los sentimientos pudieron confundirse, pero bastó abrir el clóset para comprender esa química irresistible entre un gay y su mejor amiga. Es un verdadero estado de confort del cual no se encuentra una buena razón para salir.
Cuando no se ha tenido el valor para demostrar la verdadera inclinación sexual, la vida puede tornarse incomprendida, de claustro, culposa y solitaria. Aceptarse y esperar la aceptación de los demás son procesos duros que enfrentamos porque así es la vida, el momento y lo que hay. Pero todas esas etapas duras al fin y al cabo valen la pena si nos dejaron como experiencia positiva, a esas mujeres.
Las que nos inspiraron la confianza para abrir el secreto más grande, íntimo y complejo que teníamos. Les contamos con la salvedad del silencio y de que fueran nuestras cómplices; pero más que eso, se convirtieron en la salida a la realidad. Continúa siendo ahora como una extraña sensación de hogar, cariño, libertad y comprensión y ¿por qué no? Hasta de protección.
A veces me pongo a pensar del otro lado. ¿Qué pensaron?, ¿Por qué mantuvieron el secreto y aceptaron la complicidad? No hay espacio para dudas, fue por amor. Un amor incondicional y valiente, capaz de sobreponerse a cualquier condición.
(Aquí perdón pero me pongo más personal)
Después de haberles contado que, más que tener amigas, tuve defensoras, no había espacio para malos comentarios: “¡Warren es Warren, déjenlo en paz!”. Siempre se ilusionaban con las historias a quien nadie más podría contar y me decían que yo era su amigo más guapo, ¡diez puntos por eso!
Por eso y más, sin ningún motivo más genuino que los buenos recuerdos y lo que queda en el corazón, a esas amigas, gracias por recibir la primicia de mi homosexualidad y la de muchos otros. No creo que hayan tantas palabras para explicar lo que eso significó en muchas de nuestras vidas y no creo que exista mejor persona para salir por primera vez del clóset que con todas ustedes.
A la lejanía y viviendo hoy vidas muy diferentes, Isabel, Nathalia, Lindsay, Noilyn y Carolina, GRACIAS por siempre haber estado ahí en cada momento.
