
Las peripecias de viajar en transporte público
Viajar en transporte público tiene sus pros y sus contras. Creo que son más los contras, pero, diay, muchas veces no queda de otra. Con la llegada de las lluvias, empeora la convivencia.
Para un viaje más agradable, mil veces he imaginado en mi cabeza cuáles reglas colocaría en la entrada del bus. Estas serían:
– PROHIBIDO COMER: Es terrible sentarse a la par de alguien que va comiendo pizza, empanadas, mango maduro, helado chorreante y el favorito de muchos: EL POLLO FRITO. El olor que se suelta por todo el bus nos causa náuseas a todos. Lo peor es que luego no tienen dónde limpiarse y lo hacen en el asiento. ¡Es antihigiénico! A menos que su recorrido dure horas, lo decente es lavarse las manos y comer en la casa.
– CONTROLE LA DEPRAVACIÓN: De fijo muchos viejos enfermos utilizan el bus como medio para desatar su depravación. Ellos son felices restregándose en cuanta muchacha bonita encuentran. Hay dos situaciones típicas: 1) Una va sentadita tranquila y ya tarde se da cuenta de que el viejillo que va de pie tiene rato de estarle restregando el aparato en el hombro. 2) El bus va lleno y ¡zas!, el aprovechado pasa restregándose en cuanta nalga se encuentra en el pasillo.
– USE AUDÍFONOS: Yo recuerdo que en el pasado había gente que se subía al bus con una grabadora escandalosa. Hoy el equivalente es el celular con música altísima que el dueño va cantando sin pena alguna. ¿Por qué todos tenemos que escucharlo? USE AUDÍFONOS.
– NO REVELE SUS PROBLEMAS PERSONALES: No entiendo cómo alguien se sube al bus, llama por teléfono y empieza a contar a viva voz sus problemas personales, que van desde la picazón de pies hasta el encarcelamiento de la ex pareja por no pagar la pensión. Digo yo, esos temas no son para ser tratados en público y menos desconocido.
– ¡LEVÁNTESE! Pero si hay algo que de verdad me enoja, es ver cómo se sube una mamá con un niño pequeño, una persona adulta o con discapacidad y NADIE se levanta para dar el campo. Hay gente que se sienta en los campos que dicen EXCLUSIVOS para este tipo de personas y si no es porque el chofer los obliga, no se levantan. Algunos choferes no lo hacen y ahí se quedan frescos, como si no fuera con ellos. Igual si uno va sentado en un asiento normal y ve llegar a una mamá en apuros ¡SE LEVANTA Y LE DA EL CAMPO, PUNTO!
– ¡CÓRRASE!: Esta indicación sí la tienen los buses, pero la gente no suele hacer caso. Fíjense de ahora en adelante en los buses que van llenos. Por lo general van con gente adelante haciendo equilibrio en las gradas y resulta ser que la parte de atrás sí tiene espacio. Esto es porque NO SE CORREN.
– ¡TÁPESE! Tras de que el bus va lleno de viejos depravados, muchas chicas no se cuidan lo suficiente. Entonces se levantan 20 metros antes de la parada, con todo el calzón afuera y no se bajan la blusa ni se acomodan el pantalón hasta que ya se bajaron. Esto definitivamente es como un cine porno para muchos.
– ¡CIERRE LAS PIERNAS! A veces ya uno logró un campito y feliz se sienta para darse cuenta de que NO CABE en el asiento, porque su vecino de al lado va sentado con las piernas abiertas ocupando el espacio que debería corresponderle a uno. –
¡POR FAVOR NO SE TIRE UN PEDO! En estas épocas lluviosas, el bus va lleno de gente y con las ventanas cerradas. El vaho que se crea podría levantar hasta a un muerto. Con el olor del sudor de todos ya basta, pero no… siempre hay un gracioso que se tira un pedo y lo empeora todo.
PARA CUANDO SE VIAJA EN TAXI
Viajar en taxi no es ninguna garantía de que va a gozar de un viaje más relajado. Cuando uno se monta a un taxi, por lo general es porque necesita llegar más rápido a su destino o solo quiere poder tirarse en el sillón sola con su soledad. ¡Ah, pero noooo… Todo depende de su suerte!
EL CONVERSÓN: Puede que uno venga de una ruptura amorosa y se muere por llegar a la casa a disfrutar del llanto, se monta en el taxi y el taxista ataca con que Saprissa volvió a perder, que ese entrenador no sirve, que el presidente tampoco y que todo esto es culpa de nosotros mismos y aaaaaaaaaah… ¡que alguien lo calle por Dios! Con este tipo de taxista no vale que uno se ponga los audífonos y le conteste con monosílabos; igual sigue hablando.
EL ENTROMETIDO: Un día de estos estos me atacó el entrometido. Todo el camino pasó tratando de preguntarme cosas personales… que si venía del trabajo, que si siempre hacía este recorrido, que sí aquí y que si allá. Yo traté de ignorarlo todo lo posible, pero él seguía. Cuando llegué a mi destino, que era la casa de mi novio, me dijo: “¿Y aquí qué es?” y yo entre dientes le dije que la casa de mi novio. Y me dice: “¿Qué hace usted si lo encuentra con otra?”. Entonces ya casi cerrando la puerta le dije que no creía que eso sucediera y me dijo: “Estaría bueno, así se libera de esa pega”. ¿¿¿¿¿EL QUÉ SABEEEEEE????
EL LIGADOR: El ligador se la pasa viéndolo a uno todo el rato por el espejo. Uno no sabe ni qué hacer, si ver para afuera, al teléfono, inventar conversaciones serias con gente para evitar encontrarse con esos ojos. Este suele llevar música y en el peor de los casos, suena Prince Royce con: “Te robaré esta noche y en tu cama yo te lo haré…”. ¡AUXILIO! YA QUIERO LLEGAR. Cuando uno paga, trata de ser exacto para que no le dé vuelto, porque si no, fijo viene acompañado por una caricia en la mano.
EL RELIGIOSO: ¿Y qué tal si uno no es así como el más religioso y se sube en el taxi del señor que está decidido a sermonearlo a uno? Oh, sí… Escucha uno varias veces en el camino hablar de las puertas del infierno y el arrepentimiento. ¿Por qué no respetan?
EL CANTANTE: Este siempre lleva la música durísimo. A veces hasta cuesta decirle para dónde va uno, porque no se escucha nada más que la música. Hay de todos los estilos musicales: los que cantan a todo galillo las de Montaner (en el mejor de los casos) o los metaleros, regguetoneros, salseros. Todos muy molestos. Deberían entender que al pasajero le puede molestar la música tan alta y su interpretación. ¡No están en el baño de la casa!
Hay muchos más, así como también hay muchas personas respetuosas que hacen un excelente trabajo y le ayudan a uno como si fuera de la familia. A mí me encanta una taxista que anda su carro lleno de las fotos de sus hijos, usa un lazo enorme en la cabeza y le conversa a uno solo si uno le hace conversación a ella.
Es cuestión de suerte ¿ Con cuál te has topado?