La paciencia que enamora

Mucho les he hablado de la importancia de los detalles en una relación, de que si cuando nos llegan con flores inesperadas nos acarician el corazón, de que si tienen la caballerosidad de abrirnos la puerta, nos seducen. Pero hoy quiero hablarles de la paciencia que enamora. Sí, esa que no es más que comprensión, decencia y amor hacia la persona que está a nuestro lado.

La forma en la que nuestra pareja se comporte ante situaciones tan comunes como las que voy a narrar, tendrán el poder de acercarnos más a ellos o lo contrario, desencantarnos lentamente.

Claramente no a todas nos pasan éstas situaciones, pero sí a muchas.

El primero es un clásico en nuestra vida femenina:

No encontrar algo rápido en el bolso: nuestros bolsos son un mini clóset portátil en el andamos desde el maquillaje hasta el chupón del bebé, ahí anda de todo y más. Así que es muy normal que cuando nos den algo para guardar, como el típico tiquete del parqueo, a la hora de encontrarlo hay que armarse de paciencia. Según la actitud que tome nuestra pareja, lo amaremos más por paciente o desarrollaremos un nerviosismo espantoso que acabará con nuestra paz en esos segundos de búsqueda.

No estar listas: también normal en muchas de nosotras; es muy fácil no estar lista, tenemos mucho que hacer y no me refiero solo a plancharnos el pelo y elegir lo que nos quede más bonito. Si somos mamás tenemos que alistar a nuestros hijos y mil actividades más que todas conocemos de sobra. Si no estamos listas a tiempo, es cuestión nuevamente de paciencia, un poquito de paciencia y nos vamos felices y bonitas. ¿Qué se logra con apurar a una mujer? Un malhumor del demonio y una salida llena de reproches.

Abrazar, besar y conversar como cotorras con nuestras amigas: sí, así somos las mujeres. Si cuando vamos a algún lugar y nos encontramos de sorpresa a una amiga querida, ten por seguro que vamos a estar felices y con eso vendrán besos, abrazos y conversación. A los hombres les basta con darse la mano, decirse “tuanis mae” e irse; a nosotras no. Así que acá va de nuevo, un poquito de paciencia que venga acompañada de una sonrisa que nos dé calma para poder saludar y disfrutar unos minutos con ella. Aplica también para cuando nos invitan a baby shower, fiestas infantiles y eventos familiares que algunos de ellos suelen evitar, pero que nosotras no tenemos problema en asistir.

Aprendiendo a manejar: ¡ay Jesús! Aquí sí me metí en problemas. Dicen que es mejor aprender a manejar con quien sea, menos con el papá y la pareja. ¿Pero y qué tal si nuestra pareja tiene paciencia y nos enseña sin sobresaltarse? LO AMAREMOS DE POR VIDA.

¡LAS CONDENADAS LLAVES! Oh sí las llaves sí que pueden ser un problema, las de la casa, las de la oficina, pero las del carro se llevan el premio. Recuerdo dejar las llaves del carro dentro en Puntarenas estando con mis amigas y no sentir pánico ni por un segundo. También recuerdo dejar las llaves dentro del carro en mi propia casa con mi exmarido y sentir que el Apocalipsis estaba por iniciar. A todos nos puede suceder, así que paciencia y llamar al cerrajero es lo único que se necesita.

Cuando nos viene el periodo: los hombres saben que a muchas de nosotras cuando nos va a venir o durante los días del periodo nos ponemos lloronas o peleonas ¡yo ambas! Soy una bomba de tiempo en esos días. Así que tienen dos opciones: o nos critican y nos terminan de enfurecer y provocar llanto o nos chinean y se garantizan una pareja menos irritable. Un regalito de chocolate en esos días es súper agradecido.

Al fin y al cabo, vean que no les estamos hablando de situaciones de esas fuertes de la vida, sino de pequeñas actitudes diarias que pueden hacer una gran diferencia cuando por la noche nos acostemos y valoremos el día y la persona que nos da paz o guerra.

Igual echar para nuestro saco, ellos también continuarán enamorados de una mujer que les tiene paciencia. Toca bajar tapas de inodoro o pedirles con mucha calma por vez número 5000 que la bajen ellos.