Hoy nada de coitocentrismo.
Cuando pienso en una noche llena de sexo, pasión y compenetración con mi pareja, lo que veo son muchas posiciones sexuales en las cuales disfrutamos plenamente a través del coito.
¿Pero será que podemos tener una noche sexual sin coito?
Sí, aunque hasta a mí me suene raro escribirlo, es posible tener encuentros sexuales con nuestra pareja sin que haya penetración.
¡Qué aburrido! Piensa uno, pero y ¿qué tal si hacemos la prueba?
¿Entonces qué se hace?
Y si te estás haciendo esa pregunta, es porque siempre has practicado el coitocentrismo.
Ahí está el chiste, en lo que sí vamos a hacer con más calma, con más disfrute, pensando solo en gozar el momento, en acariciar y besar a nuestra pareja como si no hubiera un mañana.
¿Qué es el coitocentrismo?
El coitocentrismo podría definirse como la tendencia a necesitar la práctica del coito durante las relaciones sexuales para que puedan percibirse como relaciones plenas y satisfactorias.
Esta tendencia supone una serie de concepciones sobre la sexualidad no del todo correctas:
-Considera el coito (penetración) como lo más importante de las relaciones sexuales.
-No se consideran relaciones sexuales, las prácticas donde no se haya producido coito.
-Se subestiman el resto de prácticas sexuales, tales como el sexo oral o manual, no considerándose prácticas completas o satisfactorias en sí mismas.
-El fin de la sexualidad es conseguir llegar al orgasmo a través del coito.
En lenguaje simple y comprensible es como: » A LO QUE VINIMOS»
¿Y cuál es la propuesta entonces?
La propuesta es hacernos entender a nosotras y nuestras parejas que existen prácticas que para la mayoría son vistas como preámbulos y que se hacen a la carrera, con el único motivo de llegar rápidamente al coito y que NO NECESARIAMENTE DEBE SER ASÍ.
Que tal si le damos más tiempo a los besos, a las caricias y al sexo oral.
Existe otra manera de vivir nuestra sexualidad, en donde esos preámbulos son suficientes para hacernos disfrutar a ambos, sin necesidad de penetración.
Sí, yo sé que no te terminás de convencer, pero que tal si lo intentás y dejás de presionarte pensando que una relación sexual solo es completa si existe penetración, eyaculación y orgasmo.
Muchas veces esa presión es la que hace que las relaciones terminen siendo un ‘rapidito’ donde el ‘coitocentrismo’ LO ES TODO.
Pasa el sexo como una ráfaga de viento, un par de veces a la semana y hasta ahí llegó.
¿Queremos más? Sí, claro que queremos más y para eso hay que darle mayor importancia a las otras prácticas sexuales, convertir lo preliminar en el plato principal. Luego del plato principal por lo general queremos postre ¡y ese postre sabe a gloria!
Ideas de prácticas sexuales sin penetración:
Besos: los besos no son solo para los labios, que tal si probás besar cada parte del cuerpo de tu pareja? Además, podés agregarle crema chantilly.
Doble masturbación: una masturbación conjunta puede ser realmente increíble. Prueben masturbarse uno al otro mientras se besan apasionadamente. También pueden mirarse a los ojos mientras lo hacen.
Fricción de cuerpos: ¿ya probaste frotarte contra tu pareja? Hablo de rozar tus partes íntimas contra su pierna o contra sus pies. Tus senos contra sus brazos, su miembro contra tu cara, etc. friccionen sus cuerpos mutuamente y verán.
Juguetes sexuales: como su nombre lo dice, con ellos podrán jugar uno con el otro. Los juguetes se pueden usar para explorar y acariciar el cuerpo de cada uno. Hay muchos en los sex shops, todo es cuestión de ser creativo y estar abierto a posibilidades.
Sexo oral: son muy bien conocidas las bondades del sexo oral. Una buena sesión de sexo oral es capaz de generarnos todo el placer que necesitamos. Pedí que te lo hagan, hacelo vos también o háganlo mutuamente en el 69. Dedicale tiempo, disfrutá de tener completamente para ti el cuerpo de tu pareja.
Sexo anal: Para los que disfrutan del sexo anal, saben que no necesariamente se necesita de un pene. Los dedos de tu pareja o un juguete sexual pueden hacer la tarea.
Por supuesto que la penetración es el platillo principal, pero no necesariamente debe serlo siempre, disfrutemos de nuestros cuerpos, nuestras sensaciones, de todas las demás zonas erógenas que tenemos y todas las posibilidades de tener encuentros sexuales distintos con nuestra misma pareja. En la variedad está el gusto.
