Doce cosas que aprendí luego de ser mamá

Doce cosas que aprendí luego de ser mamá

Las mujeres definitivamente tenemos dos etapas muy marcadas en nuestra vida, antes de ser mamá y luego de. Eso me dijo una vecina del condominio donde vivía cuando estaba embarazada y pensé: “Pues eso le habrá pasado a usted. A mí nada me va a cambiar”. Inocente pobre amiga que fui. Definitivamente la maternidad nos cambia, pero para algo hermoso que día con día nos va enseñando más y más.

Acá te dejo doce cosas que aprendí… Doce son muy pocas, pero con algo tenía que empezar.

1) Las prioridades cambian: Que ya no te vengan con preocupaciones superfluas. Ahora todo cambió y tu prioridad es hacer crecer un niño sano y feliz, ¡quédese lo que se quede! y no es tan doloroso como suena. Ojo que esto no significa que nos descuidemos nosotras. ¡Hay que tener balance!

2) Los tacones son divinos para ciertos momentos, pero se puede ser sexy y bella en flats. Algunas muy cargas siguen andando en tacones todo el tiempo, pero terminan con los pies deformados, las espaldas adoloridas y el doble de cansancio. Para alzar y corretear niños pequeños, los flats, las tenis y los tacones cuña son los mejores aliados. Luego los recuperás.

3) El sexo no debe morir: Si bien es cierto cuando el bebé está en sus primeros meses, la libido no anda muy bien por la falta de sueño. Pero conforme te vayás sintiendo mejor, siempre debés encontrar el espacio para recuperar el sexo con tu pareja. ¡Con eso no se juega! Es todo un privilegio que no hay que descuidar.

4) Las toallitas húmedas son el mejor invento: Luego de que comprás toallas húmedas para tu bebé, te das cuenta de que funcionan para absolutamente TODO.

5) La solidaridad de las madres: No hay nada que un par de mamás juntas no puedan solucionar. La solidaridad que existe entre las madres es un lazo fuerte e inexplicable para las que no lo han experimentado, ¡lo compartimos todo, hasta la leche materna si hiciera falta! (Luego ahondaremos en el tema)

6) Las noticias de niños abandonados o maltratados duelen EL TRIPLE. Siempre es doloroso saber del maltrato infantil, pero cuando se es mamá, el dolor se maximiza, porque se nos hace incomprensible que existan personas que no amen a sus hijos.

7) El amor incondicional. Ningún amor se compara, pero solo experimentándolo te das cuenta de la dimensión.

8) La fiera leona... y no estoy hablando de la sexual, sino de la que se puede desatar si alguien se atreve a hablar mal de nuestros hijos o meterse con ellos. Es que ni por mí misma he sido tan fiera como con alguien que se atreva a hablarle mal a mi hija.

9) Las noches que desperdiciaste: Sí, las noches largas que desperdiciaste y ahora te hacen falta para dormir a pierna suelta. Nunca hay que desperdiciar sueño.

10) Ya nada es mío: Yo tenía un celular bonito y limpio. Ahora tengo uno lleno de deditos que con suerte se salva de no caer en un tazón de cereal. Yo tenía una blusa planchada; ahora está arrugada la mayor parte del tiempo, si no es que con vómito y comida de bebé. El televisor alguna vez estuvo encendido con programas de adultos, ahora solo dibujos animados. Ya nada es mío, solo una cachetona preciosa que me enamora cada día más. Con el tiempo todo se va recuperando, pero los primeros meses son así.

11) Mi cuerpo no es tan mío. Pasamos la vida escuchando que nuestro cuerpo nos pertenece; sin embargo, cuando nos embarazamos, nos damos cuenta de que no es así. Luego viene la lactancia y nos lo termina de confirmar. Hay una temporada en la que nuestro cuerpo es horno, cuna, chupón y cobija de otra persona, de una persona maravillosa por la que somos capaces de volvernos al revés si fuera necesario. Pero luego se recupera, eso sí toca hacer ejercicio y comer mejor. Consejo de mamá: No te comas todo lo que ella o él deje, todo se va a las caderas.

12) Mi soberanía: Tener un hijo es un compromiso y un verdadero premio. Criarlo no significa descuidarnos, dejar de ser nosotras. Todo lo contrario, significa luchar más por conseguir nuestros propósitos de todo estilo.

Todos los días nuestros niños y nuestro rol de mamá nos enseña algo nuevo. Doce puntos son muy pocos, contame los tuyos.

Ser mamá nos despelota la vida, nos convierte en seres que jamás imaginamos. Es divertido, da miedo, nos vuelve locas, pero ¡cómo se aprende y se ama!


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