¿Te están siendo infiel? Acá algunos indicadores…

¿Te están siendo infiel? Acá algunos indicadores…

Yo tuve un novio que siempre me mintió, me pasaron las de Amanda; “Él me dijo que me amaba y no era verdad…él me mintió”

Yo jamás confié en él pero estaba muy enamorada, y me hacía de la vista gorda. Mi corazón siempre me lo dijo, las señales eran claras, pero yo sentía que no podía separarme de su lado. Con el tiempo todo quedó confirmado, él tenía otra novia, fuimos tres en algún momento de mi historia.

No hay corazón traicionero a su dueño… El psicólogo y terapeuta Walter Riso, en su libro La Fidelidad es mucho más que amor, nos dice cuáles indicadores podrían estarnos anunciando que nuestra pareja está gozando de las mieles de otro amor.

Es muy importante aclarar que muchas parejas pasan por crisis ocasionadas por el estrés, la depresión, las enfermedades físicas, los problemas laborales y otros que los afectan y que están muy lejos de ser por la existencia de una tercera persona. Pero, en muchos otros casos la existencia de esa otra persona es fácil de predecir si sumamos 1+ 1

Lejanía afectiva. Esta es una de las advertencias más importantes y que más duelen. Si fuimos amados por alguien, nos cuesta mucho aceptar la indiferencia. No podemos resignarnos a la indiferencia afectiva. Ella no es negociable ni soportable y por eso hay que hablar y no convertirse en un encubridor de la pareja. Si no hay intercambio afectivo no hay nada.

Frialdad sexual. Un bajón en el deseo sexual siempre es preocupante. Si no hay enfermedades físicas (como diabetes o hipertensión) o psicológicas (como estrés o depresión) que expliquen el desgano, preocúpate. ¿Qué los altibajos eróticos son normales? Siempre que sean esporádicos y no muestren un deterioro paulatino y constante. Una relación de pareja donde el otro nos ignora, es una tortura.

Preocupación repentina y excesiva por la apariencia física. Obviamente no me refiero a la sana costumbre de ir a un gimnasio y embellecerse. Lo que puede resultar sospechoso es el repentino cuidado por la apariencia física en personas que nunca se habían preocupado por su aspecto. Además, los cambios nunca involucran a la pareja. Todo ocurre paralelamente como si la pareja no existiera.

Cambios inesperados de rutina. Los cambios inesperados e injustificados de las costumbres cotidianas no deben ignorarse. Por lo general uno no modifica sus rutinas de un día para otro sin razones válidas y sin explicaciones. Si tu pareja era muy puntual y ahora siempre llega tarde, si era extrovertida y ahora reservada, si le gustaba estar en casa y ahora todo lo contrario. Si odiaba ir a trabajar y ahora siempre hace horas extra. Todo parece indicar que algo está pasando, pregunta sin miedo. El silencio es cómplice.

Llamadas y conversaciones telefónicas sigilosas. El alejamiento y la búsqueda de privacidad cuando alguien llama, si no se despega de su celular, si en el historial de llamadas nunca hay nada. Todos esos factores pueden estarnos diciendo que está hablando con alguien que no quiere que sepamos quien es.

Mentiras y contradicciones. Muchos enamorados otorgan inicialmente el beneficio de la duda aunque los hechos sean irrefutables. La gente infiel aprende a tapar una mentira con otra hasta que la víctima pierde los puntos de referencia y ya no sabe qué cosa es real y cuál es imaginaria. Si lo que dice tu pareja no coincide con lo que hace, sospecha. Y si la contradicción continúa, enfréntala sin agresiones.

Problemas existencias súbitos y fuera de contexto. La excusa de muchas personas infieles es apelar a una “crisis existencial”. Discursos que incluyen frases como “No se que quiero, debo repasar mi vida, necesito hacer una revolución interior, debo hallarme a mi mismo” y además le suman “quiero estar un tiempo a solas”, deja claro que no es una crisis existencial, si no mas bien una crisis emocional. En realidad la persona no pretende hallarse a sí misma, si no alejarse de la pareja para hacer de las suyas con tranquilidad.

Criticar lo que antes se admiraba. Las personas infieles tarde o temprano empiezan a desarrollar cierta molestia por su pareja, por lo que ella hace, piensa y siente. Lo que tiempo atrás era motivo de admiración, ahora genera el más profundo fastidio.

El mejor remedio contra la infidelidad es el realismo crudo: ve lo que es, y si lo que ves no te gusta, va contra tus principios o te lastima, actúa.

¿Qué hacer si los datos disponibles confirman la infidelidad de tu pareja?

Cuando la evidencia es abrumadora o el engaño está confirmado, existen tres posibilidades:

1-Si la fidelidad es un principio no negociable, hay que tomar cartas en el asunto y no resignarse a los cuernos, así sean pequeños. ¿Qué hacer? Defender el bienestar de uno mismo y el de los hijos (si los hubiera) y no regodearse en el masoquismo afectivo asumiendo el papel de mártir. Hay que actuar, visitar un abogado, un cura o un psicólogo (el que mejor le resulte), hacer una asamblea familiar, en fin, sacudirlo todo. No hablo de “exigir fidelidad”, pues eso sería como exigir amor (¿para que estar con alguien que necesita dos amores para sentirse bien y realizado?), sino de cosiderar cuánto nos interesa darle una nueva oportunidad a la relación o cuánta confianza nos inspira aún el otro. Lo que propongo es revisar toda la relación y desmenuzarla hasta las últimas consecuencias.

2-Si lo que te detiene es el miedo a la soledad, al que dirán, a ser libre o a sufrir, pues habrá que afrontarlos como sea, con o sin ayuda profesional, de frente y sin disculpas. Si quieres tomar decisiones saludables e inteligentes debes hacerle frente a los miedos. No hablo de violencia, ni de venganza, si no de dignidad de amor propio. Te pregunto: ¿ las cosas que temes que ocurran y que tanto te preocupan, acaso no las estás padeciendo ya? Las personas que cargan la infidelidad de su pareja ya están solas, ya están procesando un dolor intenso y sostenido en el día a día. ¿De que miedo hablamos entonces? ¿que te pongan en el ojo público? ¿y qué? Antes del mes ya habrás pasado de moda y nadie se acordará de ti, de tus cuernos y de tu separación. Es mas saludable un sufrimiento que te libere, que uno que te mantenga atada a una esperanza inútil e irracional.

3-Finalmente si aceptas cargar con los cuernos con resignación, mimetizarte con ellos y convertirlos en parte de tu ser, habrás perdido el derecho a la protesta. ¿Con qué argumentos podrías hacerlo, si eres patrocinador del engaño? El apego corrompe y te quita autoridad moral, por lo tanto, si decides aguantar en silencio, es más congruente hacer oídos sordos, mirar para otro lado y no quejarte. No obstante, si en algún momento cambias de opinión y un resabio de autoestima te empuja a defender tu valía personal, entonces rebélate, patalea y niégate. Nunca será tarde para reinventarte de nuevo.

Yo, no puedo con esa tercer opción que nos da Riso, pero se que muchas lo están viviendo. Les propongo ser fuertes, agarrar al toro por los cuernos y enfrentarlo. Puede ser muy doloroso, pero cualquier cosa es mejor que andar con el corazón lleno de dudas, pensando en su cuerpo desnudo junto al de otra, en su boca besando otro labios y en la cara de tonta que nos están viendo. Nadie debería vivir en un infierno como ese.


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