La eterna amiga

Y no estoy hablando de la que nos visita cada mes…

Tengo que reconocer que soy muy amiguera, donde quiera que me coloquen siempre voy a hacer amigos, ¡Ni que decir amigas! son mis eternas cómplices junto a ellas he logrado sobrevivir a las travesuras escolares, las incógnitas de la adolescencia, las primeras decisiones de la juventud, 879 intentos de relaciones amorosas, trabajos, aventuras, un matrimonio, un embarazo, un divorcio ¡ Y volver a arrancar!

No se que harían sin mi eterna amiga y cuando digo amiga, no me refiero a una sola, si no a esa o ese que siempre está a mi lado en cualquier etapa de la vida. He tenido de todo, la niña que me defendía de otros en la escuela, por que ella tenía un carácter más fuerte, yo siempre he sido la loquilla muerta de risa que se mete en problemas por despistada y fresca.

Luego tuve a las que se aventuraban conmigo a cualquier misión, es decir escaparse de clase, hacer tareas en el último minuto y fantasear con posibles novios. Ya en la Universidad, me siguieron acompañando las amigas del colegio pero se nos unieron unas cuántas más. Ahí empezamos a definir nuestro futuro, en sesiones diarias decidimos la carrera que estudiaríamos, al mismo tiempo que el look semanal para la salida de los viernes.

Le lloré la pérdida de la virginidad a cada una de mis amigas ¡y primas! , creo que entendía que eso significaba entrar a otra dimensión de nuestro ser femenino y temía horrores que todo cambiara y alguna quedara embarazada.

Sí, una quedó embarazada y vi por que le temía tanto al sexo. Luego, con las historias de cada una, aprendí a confiar, a cuidarme y se acabó ese miedo. ¡Desataron a la bestia!

Poco a poco fuimos cambiando, creciendo, algunas se quedaron en el camino, otras llegaron para cumplir su misión de acompañamiento temporal (lo que dura uno en un sitio de trabajo) y unas pocas siguen ahí a mi lado como si no hubieran pasado ya más de 20 años de nuestro primer intercambio de palabras, que seguro eran algo así como ¿Ya viste el nuevo video de los New Kids On The Block?

Unas, muy poquitas (gracias a Dios) me mostraron lo que NO debe ser una amiga y que no todas en la vida pueden serlo. Entendí que no somos un billete de C20.000 y que no todo el mundo nos va a recibir con los brazos abiertos para darnos acompañamiento, diversión, palabras de ánimo o un regaño cuando se hace necesario. Así no es, así no funciona, por eso hay que cuidarse mucho de ver a quien le entregamos nuestra información, nuestra cariño, nuestra amistad.

Sabrá Dios cuántas buenas y malas personas me esperan por conocer en lo que reste de vida, por ahora solo agradezco haber encontrado muchas más de las brillantes, de las que se sientan a tomarse una cerveza conmigo y brindar por nuestra amistad, de las que me compran suero de sabores cuando estoy enferma en casa, de las que bailan conmigo y mi hija, aceptan que cometo errores y me dicen sin temor ¡Esa es usted, ya la conozco lo suficiente para no escandalizarme por nada!

Mi eterna amiga cambia con las temporadas, a veces es gritona, otras muy callada, flaca, gordita, actriz, prima, hermana, medio jumas, hombre, casada, soltero, gay, dramática o tan regular que me asusta. Junto a todas ellas siempre ha existido una que sí es la misma y ella sin problema también ha tenido a muchas otras. Nada ha logrado cambiar al par de adolescentes que se conocieron en el colegio.

La amistad se cuida, se lleva a comer, se regaña cuando urge, se le celebra cumpleaños, se le regala tiempo, amor, comprensión y sobre todo SINCERIDAD.

Gracias a mi eterna amiga, a todas ellas y ellos por que de la mano hemos crecido, cambiado y amado. Dios quiera que cuando viejita, independientemente de mi estado civil (como ha sido hasta ahora) la tenga a mi lado, inventando aventuras nuevas y riendo a carcajadas por nuestras chocheras de gente mayor.