A nuestros jóvenes

No se si les pasó por la mente, pero desde que vi el discurso del 11 de abril de la niña Evelyn Poveda recordé aquella película de Jennifer Garner, de 13 a 30.

¿Recuerdan como eran ustedes a los 12 años? ¿Recuerdan la ansiedad por crecer y comerse el mundo? Esa inocencia, esa esperanza de un futuro hermoso donde nuestra profesión nos daba solo satisfacciones, donde la familia y el amor eran perfectos, donde con ser valiente, soñar y desearlo con todas las fuerzas era suficiente.

Crecimos y nos dimos cuenta que no bastaba con desearlo, que había que trabajar duro en poder conseguir una profesión y luego poder desempañarla. Nos dimos cuenta que el amor perfecto existe, pero en las mayorías de las veces no se encuentra fácil y mucho menos rápido. Que el amor no basta, que hay que alimentarlo cada día.

La desilusión nos nubla en muchas épocas de la vida y nos olvidamos por completo de nuestros sueños de adolescente. Nos olvidamos de levantar la voz, de pedir de frente, con la cara en alto y viendo a los ojos lo que queremos, lo que necesitamos Y LO QUE YA NO TOLERAMOS.

Yo le diría a Evelyn y a los miles de jóvenes como ella, que no pierdan la fe y su esencia con los años, que luchen, que peleen por esa felicidad y ese país en el que todos queremos vivir. Que se van a encontrar pruebas, que no todo es color de rosa, pero que con determinación y nobleza de corazón las cosas se van dando.

Que no se callen, que los necesitamos para refrescarnos, para recordar lo que es realmente importante y con quienes tenemos una deuda.

Y a los que critican a una niña de 12 años por decir lo que muchos pensamos, a esos yo les pregunto ¿NO QUIEREN UN MEJOR PAIS PARA USTEDES Y SUS HIJOS? ¿No creen que este es un llamado para mejorar TODOS?

Basta de señalar, empecemos a cambiar, con la misma valentía, determinación e ilusión de quien no se ha enfrentado a una sociedad dañada por el engaño, el bullying y el serrucho diario. ¡Así sea!