El exmarido

Muy probablemente todas nos casamos enamoradas, viendo en la sonrisa y los ojos de ese hombre al amor de nuestra vida. Soñando formar una familia junto a él y envejeciendo juntos.

Esa es la fantasía con la que llegamos al altar, vestidas de blanco. Luego de la ceremonia, se viene la luna de miel, estrenar un hogar y disfrutar de hermosos días, intensos de amor y orgullo al poder decir ¡Este es mi esposo! ah qué lindo suena.

Lastimosamente, para muchas esa hermosa sensación se termina en pocos años. Ese hombre maravilloso de pronto dejó de parecerlo, no sin antes atravesar el río de la desilusión, el valle de las tinieblas y el mar del desamor. Es así como ya nos huele feo, nos cae mal verlo, nos parece tonto todo lo que dice y que ni se le ocurra ponernos una mano encima.

Un día cualquiera, ahí estamos frente a un abogado firmando el divorcio, dejando ir ya no al amor de la vida, si no al protagonista de nuestros dolores de corazón. Para algunas será doloroso, para otras un alivio.

Claro que existen las que se divorcian y siguen enamoradas, a las que el divorcio las tomó por sorpresa (o no) y no tuvieron tiempo de pasar por el río, el valle y el mar del que hablé más arriba. Sea como sea, igual se vieron frente al abogado firmando un divorcio.

Muere un marido y nace un exmarido. Si no hay hijos, es fácil decirle adiós, y no volver a saber de él. Si hay hijos, entendemos completamente el PARA SIEMPRE, que dijimos en la iglesia. Ya no tenemos que compartir con él la cama, ni nuestros días, pero sí nuestro corazón, es decir: ¡LOS HIJOS! Y no hay nada que una madre quiera más, que ver a sus hijos felices, así sea teniendo que ver al exmarido en buenas condiciones para no causar daño a los niños.

¿Cómo debemos comportarnos con él? los especialistas coinciden en que…

Para que nuestros hijos crezcan fuertes emocionalmente, lo mejor es contar con ambas figuras en su vida ¡aunque sea por separado!

En los primeros tiempos es muy probable que existan discusiones ya que el divorcio está muy fresco y las heridas abiertas, ese es el momento de ser inteligentes y no dejar que nuestras y sus emociones sigan haciéndonos daño. Ya el divorcio sucedió, es hora de respirar profundo y seguir adelante.

Ahora el tema central de las conversaciones deben ser los hijos, su educación, su salud, gastos..etc ¡basta de reproches! ya no tienen sentido. ¿Para qué seguir peleando con él?

-¡Nunca manipules a tus hijos! Muchos padres le hablan mal a sus hijos de sus ex. No hay que olvidar que ellos son nuestros ex, pero por siempre serán los padres de nuestros niños, eso nada lo puede cambiar. Así que deja que ellos mismos a medida que crecen y se relacionen con él se hagan su propio concepto. Por el contrario, fomenta siempre el respeto y el amor por él. Dejalos tener su espacio con su papá.

-No te pongás a averiguar de su vida privada. Sea lo que sea que sucedió, ya no es de tu incumbencia, mejor aprovechás esas energías en sanarte y recuperar la paz.

-Perdoná: Si vivís llena de resentimientos, vas a pasar envenenada y envenenando a los que están cerca. Para volver a tener felicidad, es imprescindible perdonar.

-No te pasés de la raya: Una cosa es tener un trato cordial, por los hijos y otra confundirse y creer que pueden ser grandes amigos o peor aún: Paño de lágrimas. Amigos es muy difícil que lo sean y alguno puede salir lastimado por la confusión ¡hasta los niños!

-Buscá terapia: Si sentís que vos o tus hijos no están bien, lo mejor es buscar la ayuda de un terapeuta que los ayude a superar la etapa en la que están.

Un exmarido es un ser al que alguna vez amamos con todas nuestras fuerzas, con el que compartimos muchas ilusiones y ahora probablemente compartimos la dicha de ser padres. A pesar de haber probado la desdicha del desamor, todos los involucrados merecen una oportunidad para surgir y ser felices. No le pongás obstáculos, no te castigués, ni se lo hagás a tus hijos, dejar fluir, perdoná y seguí adelante. Total hay que seguir viéndole la cara constantemente.