Celebración del Día de los Muertos
Los mexicanos tienen una hermosa forma de honrar la memoria de sus difuntos. Cada año entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre tienen su Celebración del Día de los Muertos. El Día de Muertos no es una fecha para llorar, sino para celebrar la vida después de la muerte.
Acá en Costa Rica se nos ha puesto muy de moda el maquillaje de ¨Las Catrinas¨ para Halloween y por eso me pareció interesante contarles un poquito sobre la celebración mexicana del Día de Muertos, ya que La Catrina es parte FUNDAMENTAL de esa celebración.
Es muy importante destacar que esta celebración se da desde mucho antes de la llegada de los españoles, era una costumbre indígena.
Tras la conquista, la unión de las creencias indígenas con el catolicismo español forjó un carácter religioso único, colorido y que conservó en cierta forma los recuerdos ancestrales de las viejas tradiciones precolombinas.
Para los aztecas la figura de Mictecacíhuatl representaba el principio y el fin de la vida. Ella es ¨La Catrina¨ la reina del Mictlán, la región de los muertos. Ella junto a su marido, les da la bienvenida a todos aquellos que mueren por causas naturales. Pero antes de llegar a ella, los difuntos, ya sean nobles o plebeyos o ricos, deben atravesar un largo y doloroso viaje por el Camino de los Muertos. Una vez que terminen su trayectoria se encontraran con los reyes del Mictlán quienes le permitirán disfrutar del descanso eterno.
Descanso que no es tan eterno, ya que según sus creencias, las almas de los difuntos vuelven al plano terrenal a visitar a sus seres queridos en las fechas de las celebraciones.
¡Vuelven para las celebraciones!
Se cree que las almas de los niños regresan de visita el día 1 de noviembre, y que las almas de los adultos regresan el día 2.
¿Y cómo les celebran?
Esos días los mexicanos conjugan la gastronomía, la música, la importancia de la familia y toda su cultura en general. ¡Por eso es una gran fiesta!
Colocan en sus hogares hermosos altares decorado con papel picado, con fotografías de sus difuntos, así como algunas de sus pertenencias, su comida y bebida favorita y muchas hermosas velas. ¡Lo recuerdan con todo lo que a él o ella le gustaba! Lo reciben con sus platillos favoritos.
En muchos otros sitios, también van a los cementerios y adornan sus tumbas como los altares del hogar ¡y hasta les ofrecen una comida ahí mismo! Seguro a uno le da un infarto si ve eso, pero ya entendiendo la costumbre, suena bonito ir a compartir un almuerzo con los que tanto hemos amado.
Lo más interesante, es que esa fecha no remite a una ausencia, sino a una presencia viva que ha trascendido a la eternidad y con la cual nos encontraremos cuando llegue nuestro momento.
El Día de Muertos se considera también una celebración a la memoria, un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido. ¡¡ESO ME ENCANTÓ, UN RITUAL QUE PRIVILEGIA EL RECUERDO SOBRE EL OLVIDO!!
El Día de Muertos es reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial, enfatizando la importancia de su significado en tanto se trata de una expresión tradicional -contemporánea y viviente a un mismo tiempo-, integradora, representativa y comunitaria.
Y es que en esa fiesta, los vivos nos encontramos con los muertos, recordándonos que la muerte es solo una transición a lo eterno, mientras que ellos vuelven a nosotros ¡por un ratito! ¿y cómo no ser feliz teniéndolos de vuelta aunque sea por solo un día?
Yo con gusto, celebro y honro la memoria de mi papá, de mis abuelos, de mi prima y todos aquellos que algunas vez he tenido a mi lado y ya no. Pero me gusta la idea de honrar esa memoria, de una manera feliz, sin tristeza, si no mas bien pensando que ese día en especial están más cerca y que ven lo mucho que amé tenerlos conmigo.
