El sexo a lo largo de la vida. Versión Delfino.

El sexo a lo largo de la vida. Versión Delfino.

Luego de publicar la nota de como había vivido y visto el sexo a lo largo de mi vida, me quedé pensando que para los hombres debe ser un poco distinto. Le pedí a mi amigo, el periodista Diego Delfino que escribiera su versión y acá está.

AMO.

 

DE NIÑO: Mi primer contacto con la sexualidad fue producto de un abuso a los 6 años. Lo que recuerdo es que hasta ese momento me di cuenta de que tenía glande. Hasta entonces orinaba sin conocer su existencia –¡el desaseo!—. Era un niño muy inocente. Ese mismo año un compañero de prepa me mostró su pene y recuerdo que nos regañaron. Uno más tarde recuerdo mi primera erección. Horrible lugar común: fue después de un Miss Universo. Pero no tenía idea de lo que significaba. ¡Pasarían muchos años!

DE ADOLESCENTESA los 12 la profesora Bienvenida Solano nos dio una clase de sexualidad. Recuerdo ver La Laguna Azul y no entender qué hacía el muchacho cuando se masturbaba. Recuerdo a niña Bienvenida diciéndonos enfáticamente que los hombres no se preocupaban por el placer de las mujeres con tono de “Dios guarde ustedes…”. Un año más tarde un compañero del colegio me preguntó “¿Qué ya usted le saca leche?” —Ah, ¡Turrialba— y yo casualmente una semana antes había aprendido a masturbarme por accidente con un cómic de Horacio Altuna que venía en una revista de humor erótico que mamá me había regalado por joder. ¡Tremendo favor me hizo!

ENTRE LOS 17 Y LOS 20. Obvio llegué virgen a los 18. Mi visión del mundo era muy Disney —fui un adolescente emo y enamorado— y quería que mi primera vez fuera con “el amor de mi vida”. No habían redes sociales y no tenía muchos amigos así que fue con mi primera pareja que aprendimos todo porque ninguno sabía nada. Ella también era virgen. En nuestra primera vez se rompió el condón —ajá, así o más triste— y entramos en pánico. Estaba tan desinformado que fui a pedir a la Fischel la pastilla del día siguiente. 20 años después todavía no es legal en Costa Rica. Nos dieron un anticonceptivo del cual nunca volví a escuchar. Unas pastillas que la mujer inserta en la vagina. Estábamos tan asustados que esa muchacha se metió como medio paquete. Por semanas me salían decenas de mujeres embarazadas en la calle. Cuando el Acierto dijo “no” recuperamos el aliento que había quedado secuestrado en el limbo. Compramos entonces unos condones colombianos que estaban de moda en aquella época, no eran de látex. Resultaron peores. Pero en tres años de amor intenso salimos invictos. ¡Alabado!

DESPUÉS DE LOS 20. Mi segunda pareja también era virgen así que esperamos hasta que estuviera lista y aquello fue muy divertido porque pasaron… ¿años? Nos quisimos mucho y tuvimos una relación muy chiva, a pesar de la edad seguíamos siendo de alguna forma niños. Tuvimos algunos problemas de incompatibilidad física pero siempre nos entendimos y aunque hubo un par de “aciertazos” no pasaron del clásico susto mata amebas. Duramos como 6 años y fuimos muy felices. Aprendimos y crecimos juntos.

LOS 30

El trauma de ver lo que es capaz de hacer la gente en el porno tarde o temprano nos afecta a todos. Se desvirtúa por completo lo que se espera del hombre y de la mujer. La categoría correcta para estas películas debería ser “ciencia ficción”. A esta edad usualmente uno ya ha tenido varias parejas sexuales y mas o menos tiene una idea de cómo funcionan sus propios botones y los de la pareja. La voz de Bienvenida Solano todavía lo acompaña. ¡EL CLIMAX! ¡EL CLIMAX! decía aquella mujer. También se aprende que cada persona tiene gustos y necesidades diferentes y que es fundamental, siempre, comunicarlas. 

Después de los 35. 

Se tiene claro que el buen sexo parte de comunicación, confianza y por supuesto, consentimiento. Que nadie haga nada que no quiera hacer o con lo que no se sienta cómodo. Sobre todo empieza a tener uno a confirmar lo obvio: el mejor sexo pasa por el afecto. No siempre van a estar las dos personas enamoradas —que si lo están, nada se va a comparar con eso— pero con solo que exista afecto y aprecio por la otra persona ya el plano es otro y se nota. 

A estas edades nadie está para impresionar a nadie. Se busca ante todo confianza, vulnerabilidad, intimidad, respeto, deseo. Se topa uno con sus episodios de “Sorry esto no me había pasado nunca antes” que en mi caso (con dos mujeres a las que quise muchísimo) se tradujo a “Sorry, si estoy nervioso y ansioso me pasa esto”. Ambas fueron inmensamente cariñosas y comprensivas.

Y claro, la voz de Bienvenida te sigue acompañando. Porque el sexo al final de cuentas es eso: comunión. Más allá de la necesidad física y el bombazo de oxitocina y endorfinas el sexo es confianza, complicidad, comunicación y plenitud. Al menos el mejor sexo que, sin duda, te lo dice cualquiera, es el sexo con amor.


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