¿Cómo hablar de sexo con los adolescentes?

¿Cómo hablar de sexo con los adolescentes?

Hace unos días, mi amiga la psicóloga clínica, Paula Barcelli nos dio unos tips para hablar de sexo con niños. La nota estaba enfocada en niños pequeños. Hoy Paula nos enseña a hablar de sexo con pre-adolescentes y adolescentes.

Las dejo con Pau:

Cuando he dado charlas de sexo a los adolescentes, siempre hago la analogía entre el acto sexual y la conducción de un carro.  Los adolescentes físicamente tienen todas las habilidades para poder hacer ambas (algunos son más hábiles que los adultos, inclusive), sin embargo, no están capacitados para enfrentar por sí solos ninguna de las consecuencias negativas que estos actos pudieran conllevar.

Anteriormente expliqué por qué la sexualidad debe ser un tema que se desarrolle en familia con total naturalidad desde los primeros años de vida de los niños.  Si esto ha sido así, el terreno está preparado para empezar a guiar a los preadolescentes (9 o 10 años) sobre todos los cambios que enfrentarán a nivel físico, emocional y social.

Muchos padres y madres creen ¡erróneamente! que la información sobre sexo conducirá inevitablemente a un mal comportamiento, y esto es totalmente falso. Si se les educa, tendrán toda la información necesaria y les dará las herramientas para evaluar o juzgar mejor una situación.  Es trascendental que en casa se eduquen respecto al tema, o si no, serán instruidos (erróneamente) por sus pares, las redes sociales o la pornografía.

Holanda y Dinamarca están entre los países con tasas más bajas de embarazo adolescente, y no es casualidad que implementen un programa de Educación Sexual Integral desde preescolar. Además, presentan tasas más altas de primeras experiencias sexuales positivas y una tasa significativamente más alta de uso de anticonceptivos. En Centroamérica, el embarazo adolescente es mayor al promedio mundial, lo que nos refleja que desde generaciones anteriores el manejo del tema no es el más eficiente.

En una casa donde hay padre y madre, al papá se le hará más sencillo hablar con el hijo en la pubertad, sobre sexo. A la madre con las hijas.  Todo depende de la relación y confianza de expresarse libremente. Cuando se trata de madres o padres solteros con hijos del sexo opuesto, si consideran necesario, pueden acudir a alguien de total confianza (abuela, abuelo, tío o tía), ya que a veces resulta muy útil la perspectiva de alguien del mismo género para evacuar dudas propias (uso de toallas sanitarias, erecciones, etc).

En la pubertad, el chico o chica cuenta con la edad suficiente para comprender los cambios en su cuerpo y emociones, además de diferenciar no solo la conexión entre amor y sexo, sino también cómo el afecto y el respeto entran en una relación íntima. Los padres deben explicar sobre imagen corporal,  los roles sexuales y de género, los mensajes de los medios de comunicación, la publicidad, etc, ya que de todas maneras lo escucharán de otras fuentes.

Algunas pautas a tomar en cuenta al hablar de sexo con preadolescentes y adolescentes:

  • En vez de evadir el tema, propicie la conversación: busque sentirse cómodo hablando de la sexualidad, límites saludables e intimidad. Válgase de alguna situación para preguntar el punto de vista de su hijo o hija y luego exponer su propia opinión (situaciones familiares, noticias, artículos en redes sociales, etc. La sexualidad no solo tiene que ver con anatomía, sino que incorpora temas sociales y emocionales como la intimidad, la salud, la autoestima, la autoexpresión, los roles de género, que definen una relación y cómo cuidarse a sí mismo tanto física como emocionalmente.

 

  • Pregunte, no asuma ni sermonee: Primero averigüe qué piensa su hijo cuando habla sobre relaciones o experiencias sexuales, ¿qué significa tener novio o novia a qué edad? ¿Cuáles son los términos que se usan ahora? Escuche sin juzgamientos. Hablen sobre sus amigos y sus relaciones, ya que le dará pistas sobre cómo piensa y se siente su hijo. Siempre es clave recordar que por alguna razón tenemos dos oídos y una boca.

 

  • Enfóquese en lo que puede hacer en vez de lo que no debe hacer: tendemos a volver estas conversaciones en negativas y punitivas (eso es malo, prohibido, no se hace, no tenga relaciones sexuales, no quede embarazada, etc). Pero no se les habla de lo que sí pueden hacer y construir.Pregúntele ¿cómo podría abordar la presión de sus pares para ser sexualmente activo cuando no se siente listo para esto? ¿Qué cualidades quisiera encontrar en una pareja? ¿Qué indicios pueden ver para determinar si una pareja está interesada en ellos como persona o solo como una posible pareja sexual?  ¿Cuáles considera que son límites sanos en una pareja, tanto física como afectivamente?, etc.  Se sorprenderá de las conclusiones que su hijo o hija habrá elaborado por sí mismo y los ejemplos que le ayudaron en este constructo.

 

  • Siempre sea empático: Los sentimientos de los adolescentes no deben ser menospreciados por ser nosotros los “experimentados”.  Comprenda la importancia de los apegos románticos en la vida de un adolescente y los sentimientos intensos que generan, aunque su definición y perspectiva de amor difieran de las de su hijo.  Un amor platónico o el fin de una relación deberían de ser temas que propicien un acercamiento hacia los padres, quienes deben validar lo que siente su hijo, consolarle y hablar sobre el aprendizaje que estas experiencias pueden aportar.

 

  • Establezca expectativas positivas: haga saber a su hijo, que así como en el resto de los aspectos de la vida, él o ella merecen tener una vida sexual plena, y que la formación que ha tenido en casa le da parámetros sobre lo que puede esperar al respecto. Se deben tener estándares positivos para juzgar las experiencias sexuales. Ayude a sus hijos a que por sí mismos interioricen por qué vale la pena esperar por el sexo. Oriéntelos de manera realista sobre cómo sabrán cuándo valdría la pena seguir adelante.

 

  • La negación es un gran enemigo: hay padres que piensan que su hijo es muy bueno (a) como para tener deseos sexuales. Debemos proporcionar espacios que les ayuden a comprender sus propios sentimientos y deseos de intimidad y relaciones. En ocasiones los padres ven conductas en sus hijos que les da pistas sobre actividades sexuales y prefieren la negación a la confrontación. Los adolescentes merecen estar capacitados e informados sobre toma de decisiones y cómo estar seguros durante el sexo.  Esto no significa que esté alentando a su hijo a tener relaciones sexuales.  Se puede brindarles información y transmitir nuestros propios valores y expectativas a la vez.  Empodérelo haciéndole ver que tiene la propiedad legítima de su propio cuerpo y un control total de sus comportamientos sexuales.

 

  • Evite juicios: Evite hacerle sentir decepcionado sobre él o ella, y si algo así pasa, aclare que es sobre cierta decisión o conducta específica, no sobre él o ella como persona. Infórmele cuando su comportamiento es peligroso o incorrecto, pero aclárele siempre que no hay nada que pueda hacer que le haga dejar de amarlo, que quiere lo mejor para él o ella y que usted siempre le ayudará cuando lo necesite. No permita que el miedo a su decepción o enojo evite que su hijo acuda a usted cuando más lo necesite.

 

  • La seguridad no es negociable. Medite sobre sus prioridades finales para su hijo. Lo primordial será siempre su seguridad.  Sea claro e insistente en que lo que cuenta siempre es saber que va a estar bien.  Establezca planes para evitar que su hijo se exponga a situaciones peligrosas o incómodas (palabra clave para llamar su atención) y de la misma manera explíquele las opciones para protegerse de embarazos no deseados y enfermedades, independientemente de si está de acuerdo con su decisión sobre el sexo. Asegúrese nuevamente de que sientan que pueden acudir de inmediato a usted si algo no sale bien.

 

Recuerde siempre:  Los padres tenemos más influencia en las conductas sexuales de nuestros hijos de lo que pensamos.  Los adolescentes señalan a sus padres como el factor más influyente para bien o para mal en sus decisiones sobre el sexo. Educar sexualmente a los niños no significa ejercer una paternidad o maternidad sin valores o que confundamos la educación con la permisividad. Recordemos que es nuestra responsabilidad empoderar e informar a nuestros hijos sin dejar de aclarar nuestros valores y expectativas. Debemos tener la certeza de que cuando decidan tomar el volante, puedan hacerlo responsablemente y sea una experiencia plena y segura.

 

Paula Barcelli

Psicóloga Clínica, Consultora en Disciplina Positiva.

Si la querés contactar: paula_barcelli@yahoo.com 8890 7745

 


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