Soy esposa de un médico

Soy esposa de un médico

María me escribió para contarme del pesar que anda en su corazón ante la falta de solidaridad de las personas.

Su esposo es médico en el Hospital de Alajuela y ya podrán imaginar la reacción de muchas personas ante eso. No me envió una foto y prefiere hacer este testimonio anónimo, porque en el condominio que vive, muchas personas los ven mal y no quiere hacer más grande ese sentimiento hacia ellos.

Me dolió tanto que me dijera eso, pero debo respetar su pedido y por eso les comparto este testimonio sin fotografías de ellos.

Las dejo con María:

«He visto muchos testimonios e historias de lo que estamos viviendo, pero pocas donde se cuente lo que se vive desde adentro. Mi esposo es médico especialista, trabaja en Sala de Operaciones del Hospital San Rafael de Alajuela, sí, justo donde todo esto inició aquí en el país.

En su servicio están trabajando menos de la mitad de sus compañeros, pueden imaginarse el porqué. Algunos están en aislamiento preventivo, otros se han contagiado.

Pero ahí están, poniendo el pecho a lo que viene, pensando primero en sus pacientes y en salir todos bien librados de esto.

Ha sido muy duro, las personas no se imaginan lo que tener a un miembro de la familia trabajando en un hospital que ha sido el foco de contaminación significa, en mi casa implementamos todo un protocolo a la hora que él regresa a casa.

Una cajita en la entrada es el lugar que escogimos para que deje su ropa de trabajo y de ahí directo a lavarla, ya no hay un beso o un abrazo de saludo porque lo primero que tiene que hacer es bañarse. Cero contacto hasta que cumpla con esta rutina, su carro es una sucursal de aerosoles, toallitas desinfectantes y alcohol en gel, no hay un lugar que no se tenga que desinfectar cuando él regresa.

 

Todos los días la angustia de verlo irse en la mañana a ido en aumento, según han ido aumentando los casos, estar pendiente de como se siente, si hay algún compañero nuevo contagiado, de cómo están las cosas en general en el hospital se han convertido en los temas de nuestras conversaciones diarias.

Mantener a mi hijo entretenido y alejado de las noticas a sido un desafío, cada vez que se acuerda me pregunta: mamá, verdad que mi papá va a estar bien? ¿Él tiene trajes especiales verdad?

Justo hoy que salió a las 6 am a cumplir con su guardia, me escribió muy triste, al ver que parecía un sábado normal.

Muchas personas hablando en las paradas de buses como si nada, vio varios grupos de ciclistas, construcciones operando normalmente y la cantidad de carros de siempre en la calle.

¿¿Ustedes se imaginan la impotencia y desilusión que pudo sentir en ese momento??¿ Las personas no han pensado que va a pasar si los médicos se enferman? ¿Quién los va a atender? ¿Que va a pasar con los enfermos?? ¿Con los que necesitan una cirugía de emergencia?

De verdad que es triste ver que los médicos están haciendo lo mejor que pueden, pero los demás no les estamos ayudando. Usted que tiene el privilegio y la opción de quedarse en su casa por lo qué más quiera ¡hágalo! porque mientras usted se queja de tener que estar en la casa, yo daría lo que fuera porque mi esposo pudiera quedarse en la nuestra con nosotros.

¡QUÉDESE EN SU CASA POR FAVOR!!

 

Muchas gracias a María por ser soporte, ayuda, oido, ¡TODO para ese profesional de la salud que día a día lucha por gente que no conoce!

 


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